Las noticias sobre cambio climático son impactantes, catastróficas: 460 glaciares se derretirán, numerosas especies se extinguen, el aumento de la temperatura ya es irreversible y linda extremos insoportables en algunos sitios, las zonas costeras podrían desaparecer por el incremento del nivel oceánico, y la disponibilidad de agua potable cada vez resulta más escasa.
La Conferencia de la ONU contra el Cambio Climático (COP 27) se efectuó en Egipto del 6 al 18 de noviembre; ahí, los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas buscaron nuevas medidas para aminorar los impactos del cambio climático ya existentes, y soluciones a fin de evitar daños adicionales a la Tierra.
Sin embargo, para Francisco Estrada Porrúa, miembro del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, la COP27 no ha logrado concretar nada fundamental. “Lo más importante era la parte de financiamiento, junto a la evaluación de pérdidas y daños, que es una manera de retribuir a a las naciones que no han contribuido mucho al cambio climático, en términos de sus emisiones de gases de efecto invernadero, pero están recibiendo los impactos y en el futuro los sentirán mucho peor, pues serán mucho mayores”.
El investigador explica que “estos mecanismos son como para compensar y tratar de ayudarles a enfrentarlo. El problema es que se han prometido recursos financieros en las conferencias anteriores para estos países, para adaptación y reducción de riesgo. Sin embargo, no acaba de ocurrir. Se prometen cantidades importantes de dinero y se quedan en promesas. En la COP27 no ha cambiado esto”.